¿Donde van...?

Ella caminaba hacia su casa, sola, pero sus pensamientos no la abandonaban ni un segundo. Ella tenía un secreto. Un secreto de esos de los que ni siquiera tú querrías saber. Sabía que no podía guardarlo más tiempo.

Había pasado toda la noche en aquel bar, intentando olvidar. Algo que no consiguió.
Abrió la puerta de su apartamento, se quitó los zapatos, colgó el abrigo y puso a calentar agua para preparar té. Abrió el grifo, se quitó la ropa y se dispuso a tomar un baño, como acostumbraba a hacer, aunque ella sabía que no era un día cualquiera.
Se quedó un instante contemplando el agua y comprobó que estaba casi congelada, pero no la necesitaba más caliente. Su temperatura corporal superaba los 100 grados centígrados.

No recordaba desde cuando seguía el mismo ritual, incansablemente, día tras día.
Salío de la ducha, se vistió y se dirigió hacia la cocina, tal y como el silbido de la tetera ordenaba.
Se sirvió una taza de té y salió a la terraza. Encendió un cigarrillo y dió un sorbo al té. Hacía tiempo que no le sabía tan dulce como antes.

Apagó el cigarrillo y...voló.
Y por primera vez el mundo se sintió solo y lloró.

 

La historia y las fotografías estan hechas por mi. La última fotografía es Dublín, lugar donde viví durante una temporada y me enamoró.