We found love

Dejamos que pasara nuestro momento. A mi me gustaba el sabor de la libertad y tú me querías sólo para ti. Lo nuestro era algo imposible para ambos, pero lo teníamos, teníamos aquella pasión que no se puede describir con palabras, teníamos esa pasión que hacía pasar en un segundo de pegarnos y tirarnos la vajilla de tu madre a la cabeza a que me cogieras con toda tu rabia y me subieras a la encimera a hacerme tuya, para marcar tu territorio, como un perro por las esquinas.

Por las noches corría a tu casa para verte, pero verte desde lejos para que ni tú ni nadie se diera cuenta de lo imprescindible que eras para mí.

Sabías que me encantaba de día fueras ese cachorrito tierno que me hacía reir como nadie y por la noche que sacaras a relucir tu masculinidad.
Pero, ese día, cambió nuestras vidas, fue la mayor pelea que jamás habíamos tenido pero no hubieron reconciliaciones, esa vez fue distinta, tiraste el frutero de la mesa de la cocina y me cogiste con tal fuerza y pasión que supe que sería la última vez que nos veríamos o que tú me verías. Mientras me tenías entre tus brazos sabía que debía irme y no volver jamás.

Esa misma noche me fui de la ciudad.